A un nivel popular, la religiosidad católica de los pueblos latinoamericanos y caribeños se caracteriza a menudo por una intensa devoción a María. La figura de María llegó junto con la conquista española, cuando los pueblos indígenas fueron evangelizados o convertidos al Catolicismo Romano, pero ella fue más tarde acogida por los pueblos conquistados no como la patrona de sus conquistadores sino como la “madre de Dios” que está al lado de los oprimidos y discriminados. De hecho, en las luchas de independencia y rebeliones de pueblos, no era raro que los líderes tuvieran un estandarte con la imagen de María, legitimando con ella sus acciones revolucionarias.
La figura de María fue rápidamente inculturada, tomando distintos nombres, y asumiendo el color indígena, mestizo o negro, dependiendo de la región. Cada país tiene sus leyendas de apariciones de Vírgenes, generalmente dando dignidad a los que sufren y a los pobres. En Brasil, la Virgen Aparecida es de piel negra; en México, la Virgen de Guadalupe es de piel cobriza, mezcla de indígena y europeo; en Cuba, la Virgen de la Caridad del Cobre es de piel cobriza, mezcla de afro y europeo; en Costa Rica la Virgen de los Ángeles es de piel negra.
Los antropólogos han visto rasgos de la religión ancestral de los pueblos indígenas o afrodescendientes en las diferentes representaciones de María. El caso más conocido es el de la Virgen de Guadalupe, de México; se cree que ella representa la diosa Tonanzin, divinidad náhuatl llamada “madre de los dioses”.
Algunas ramas del Protestantismo y Pentecostalismo latinoamericanos han rechazado las imágenes de María y criticado toda veneración hacia ella. Esto ha contribuido a que escaseen los estudios bíblicos sobre María entre los Evangelicos.
En las últimas décadas, las mujeres teólogas y biblistas han desarrollado un discurso crítico contra algunas de las maneras con que María ha sido utilizada en los círculos eclesiásticos. Primeramente, María ha sido presentada como un ideal inalcanzable, ya que nadie puede ser virgen y madre al mismo tiempo. Además, ese ideal legitima los estereotipos que la sociedad patriarcal reserva para las mujeres, como lo son la virginidad y la maternidad.
De allí que varias mujeres biblistas, tanto católicas como protestantes, relean hoy día los textos de los evangelios sobre María desde una perspectiva diferente, recuperando el carácter humano y el liderazgo atribuidos a ella. Se analiza su vivencia cotidiana como mujer de la cultura judía y mediterránea, con referencia a los textos del evangelio de Mateo (
Las mujeres teólogas y biblistas no-católicas reconocen la carencia simbólica de metáforas femeninas dentro del mundo teológico evangélico y protestante. Ellas reconocen que recuperar la figura bíblica de María puede ayudar un poco. Sin embargo, mujeres tanto católicas como protestantes reconocen que el aprecio por María no garantiza un cambio con respecto a la valorización de las mujeres en la iglesia, ya que, a pesar de la fuerte veneración de María en el mundo católico, tanto popular como oficial, esto no ha repercutido en un cambio de paradigma en cuanto al reconocimiento del papel que las mujeres desempeñan en la iglesia y en la teología.
Bibliography
- Guevara, Ivonne and Bingemer, Mª Clara L. María, Mujer profética. Madrid: Ediciones Paulinas, 1987.
- Vuola, Elina. “María, mujer en la política. Nuevos desafíos para la teología latinoamericana.”, Conferencia en III Congreso Internacional de Teología Mariana. Chiquinquirá, Facultad de Teología de la Universidad Santo Tomás, Sept. 19, 2012.
- Deifel, Wanda. “María: ¿Una santa protestante?” Pages 98-112 in RIBLA 46:3 (2003).